VERICUETOS DE LA METAFICCIÓN
La denominada “metaficción”, en cualquiera de sus múltiples manifestaciones, es una forma de entrar más directamente en los vericuetos de la escritura literaria reforzando, al mismo tiempo, el aspecto artístico del proceso de la creación a través del ingenio y el dominio del oficio con el que desde la obra misma se le indaga. Aunque siempre ha existido, y de ello hay abundantes pruebas en la literatura universal, su presencia como un tema estético de particular interés empieza a sentirse con más fuerza y constancia en el siglo xx.
Si la novela y el cuento son considerados obras de ficción, y por tanto aspiran a tener categoría artística, podría decirse que los textos metaficcionales son, por naturaleza, ficción a la segunda potencia; es decir: ficción de la ficción. ¿Por qué? Porque su materia prima es algún aspecto de la creación literaria, y a menudo la propia obra que ha sido escrita. En otras palabras: los contenidos de la ficción, y a veces también su forma, se ficcionalizan dentro de la obra en sí.
En todo caso, el mundo de la ficción está ahí, virtualmente abierto a todo, sujeto en todo momento al escrutinio de la creatividad de quienes cultivan el difícil arte de la escritura. Y es preciso estudiarla a fondo, función ésta de los críticos que algunos escritores también se apropian desde las entrañas de la obra misma, como parte integral de su estructura y su estilo. Y, como ya se ha dicho, eso es precisamente lo que hace la metaficción: abordar la ficción desde las entretelas de la ficción misma, problematizándola.
Fragmentos tomados del libro Esa fascinante magia de escribir del escritor panameño Enrique Jaramillo Levi